Un camino interior
Hace un año escribí sobre una hoja de papel blanco mi sueño.
Hace seis meses hice las reservas.
Hace un día que terminé de cumplirlo.
Acá estoy, en Santiago de Compostela.
Un camino interior que recorrí entre pueblitos, naturaleza, albergues y peregrinos.
Todo lo que soñé, se cumplió. Y mucho más también.
El sueño empezó cuando festejé mis 49 y decidí que a los 50 me iba a dar el gusto de cumplirlo.
Fue un año entero de preparación y toma de decisiones.
Un año donde hice el camino de Santiago una y mil veces. O creo haberlo hecho.
Ahora que ya terminó puedo decir que nada de lo que imaginé fue así.
Y eso que había imaginado en grande. Había estudiado pueblo por pueblo, las subidas y bajadas, albergues, hoteles y casas rurales. Iglesias, catedrales y ríos. Kilómetro por kilómetro que iba a recorrer.
El Camino es mucho más que todo eso.
Es un camino de ida. Hacia adentro. Hacia la esencia de uno mismo. Hacia las profundidades mas oscuras.
Hasta ahí llegué.
Y no hay vuelta atrás. Por eso digo que es un camino de ida.
Llegó a Santiago de Compostela otra Victoria. Distinta, transformada. Integrada.
Así me siento hoy. Como si esto hubiera sido una carrera y yo la ganadora del primer premio.
Así me siento.
Ya me pondré a escribir los relatos de cada cosa que me sucedió en el Camino. Describiré cada rincón que recorrí y cada peregrino que conocí.
Como no quiero que lo que siento hoy, se esfume en el recuerdo; aprovecho para escribirlo en la hoja blanca que allá hace un año, titulé “El Camino de Santiago” como me aconsejó una vieja amiga.
Me dijo que los hindúes recomiendan escribir los sueños en hojas blancas, si lo que uno quiere es que se cumplan. Porque a veces hay sueños que solo queremos que sean siempre eso. Deseos que nos acompañen siempre.
El Camino lo escribí para que se cumpliera. Y hoy lo sacaré de la lista.
La Victoria que volvió del Camino de Santiago, escribe estas líneas para recordarlo siempre.
El Camino fue un cierre del proceso de transformación y sanación que comenzó hace varios años. Me llevó a pequeños lugares tan escondidos que aún con mucho trabajo interno, no estaba pudiendo llegar. Y pude.
Caminé en total conexión conmigo misma y con la Naturaleza. Me dejé abrazar por mi Papá que me acompañó desde otro plano y fue testigo de mi aceptación y entrega. Tambien por el Universo y Dios. Y Ale.
Exultante podría ser la palabra que hoy me describe.
Gané la carrera. La mía. Solo yo competía en ella.
En la vida espiralada que llevamos, siento que llegué al destino.
En tantos kilómetros recorridos fueron apareciendo los cruces de umbrales, los aliados, mi Maestro, los enemigos del Camino, las oscuridades donde confronté con mis miedos, la luz de salida y hoy, emprendo el viaje de retorno a mi casa con el tesoro ganado.
Transformada. Curada.
Decidida a compartir mi experiencia con quien quiera oírla. Sobre todo decidida a compartir este camino, conmigo misma.
Todos los días, hasta que la muerte me encuentre mas viva que nunca.
- ¿Cuál es tu camino?
- ¿Estás llevando la vida que querés?
-¿Escribiste alguna vez tus sueños en hojas blancas?
Comments